12 de marzo de 2012

¡Que llueva, que llueva!

Demasiado tiempo sin lluvia ya en Galicia, demasiados días de sol y una primavera demasiado anticipada.
Para quien no lo sepa, esta que escribe nació y se crió en Elx, al sur de la provincia de Alacant. Vengo de esa tierra en la que la gente se asoma a los balcones cuando caen "cuatro gotas", donde se apiñan los vecinos a mirar durante toda la tarde la nueva fuente de la ciudad.

"¿Por qué están todos ahí mirando?" - Preguntaban mis amigos gallegos. "Pues porque quieren ver el agua" - Contestaba yo como si aquello fuera lo más lógico del mundo...
Y es que hay una sola cosa que siempre me sentó fatal cuando me mudé a Galicia y es ese rechazo de muchos gallegos a la lluvia y al mal tiempo. Que venía una semana de lluvias: malas caras, protestas, "a ver si sale el sol ya de una vez", "vaya tiempo de perros"; como si realmente no supieran que para que la tierra dé frutos hace falta que llueva en Galicia, como si no supieran que para abrir el grifo y que salga el agua, debe llover en Galicia, como si no supieran que para ver la tierra verde y fértil tiene que llover en Galicia. Pero todos sabemos que no se valora algo verdaderamente hasta que se pierde.
Ahora ya empiezo a escuchar que esto es demasiado, que hace falta que vengan unos días de agua, que esto no es normal, que no se va a poder plantar nada...
Yo solo espero que esta sequía terrible que estamos sufriendo en Galicia sirva para recordarles a muchos que el agua es un bien imprescindible y que deforestar el monte con fuego, con la siembra descontrolada de eucaliptos que devoran el agua y cambian el Ph de la tierra, con el derroche despreocupado del que tuvo agua de sobra "de toda la vida de Dios", a lo que llegaremos es a abrir un día la puerta de la casa y encontrarnos una Galicia yerma y muerta. ¿Y entonces qué haremos?

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