Decía García Lorca que un muerto en España está más vivo como muerto que en ningun otro sitio del mundo. No sé qué razón tenía ya que no he estado en tantos entierros o velatorios (ni ganas, la verdad). Pero si ello es cierto, en Galicia se hace más palpable. Me explico; recuerdo que una de las cosas que más me llamó la atención de Galicia y sus costumbres recién llegada a esta tierra fue precisamente el culto a los muertos. Aquí cuando alguien muere, se anuncia en la radio y se explica: dónde y cuándo se velará al "finado" o "finada", dónde y cuándo será la misa y el entierro, a qué hora salen los autobuses y dónde realizarán paradas paar recoger a los vecinos que quieran asistir y a qué horas se harán dichas paradas. Esta última parte es la que más me llamó la atención, la verdad. Y es cierto, en Galicia uno puede excusarse de asistir a una boda, un bautizo o cualquier otro tipo de "festejo" familiar, pero es casi imperdonable no asistir a un funeral aunque el/la fallecido/a no fueran de nuestra familia. Basta con que fuera del pueblo de al lado como para tener que verse uno en la tesitura de presentar sus respetos a la familia como mínimo.
Llegadas estas fechas no hay más que dar un paseo por los cementerios, por humildes y pequeños que sean para ver lo engalanados que están y constatar que, en la mayoría de los casos, dejan sus puertas abiertas toda la noche y encendidas todas cuantas luces hay en el recinto y fuera de él . La primera vez que pasé por uno de ellos pensé, ¿qué fiesta tendrán en este pueblo?... Hasta que caí en la cuenta de que era el primer día de Noviembre. La Fiesta de todos los Santos. Día de Difuntos. Fiesta de las Calabazas. Ahora el Samaín. Y en el neolítico, vaya usted a saber...Foto: Dolmen dos Cabaleiros. A Pontepedra. Tordoia. A Coruña. (Turgalicia)