8 de octubre de 2010

La añoranza de las tertulias

Con estos nuevos tiempos que corren donde cada vez estamos más online y menos onreal, cada día echo más de menos esas tertulias entre amigos sobre lo humano y lo divino. Y no dejo de preguntarme : ¿la cultura del cafelito y la tertulia estará empezando a perderse o es que ya está irremediablemente perdida?
Me resisto a creer que el teclado desplace hasta ese extremo la calidez y el contacto humano de una buena conversación entre amigos, la aportación personal que puede suponer el intercambio de miradas con tu contertulio, los silencios ante una afirmación contundente, los golpecitos en la mesa, los tics de tu amigo cuando habla de cosas peliagudas.
Y he vuelto a recordar el evocador tema del amigo Lluis Llach:
Al Cafè Antic el fum s’emporta
temors i angoixes nit enllà
mentre amb el ritme de les converses
roden les boles del billar.
Europa creix sobre els vostre morts
mercadejant sense vergonya,
però la fredor d’aquest guinyol
mai no hi serà la cafè nostre.
Temps a venir quan la tendresa
de tots plegats sigui el coixí
unint els somnis amb les estrelles
recordarem el Cafè Antic.
Que no quede en el recuerdo, amigos que estáis por el mundo.
Recuperemos el contacto y el placer de escuchar.

5 comentarios:

  1. Mis disculpas a los que no entendáis el catalán, os dejo la traducción del texto de Lluís Llach:
    "En el Café Antic el humo se lleva
    temores y angustias noche allá
    mientras al ritmo de las conversaciones
    ruedan las bolas del billar.
    europa crece sobre vuestros muertos
    mercadeando sin vergüenza,
    pero la frialdad de ese guiñol
    nunca la habrá en el café nuestro.
    Tiempo ha de venir en que la ternura
    de todos juntos sea el cojín
    uniendo los sueños con las estrellas
    recordaremos el café Antic."
    (Aviso: el orden de los párrafos está alterado a propósito.)

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  2. Yo creo que las tertulias nos siguen gustando a todos los que también "compartimos teclado" y estoy segura de que ninguno de nosotros sustituiría una cosa por la otra. A mí me encanta compartir una "tarde de sofá" y charlas de cualquier cosa, o una sesión de esas alrededor de unos cafés, cañas o lo que se tercie. Creo que seguimos haciéndolo. Otra cosa es que, según las circunstancias de cada uno, dispongamos de menos tiempo o incluso esos tiempos no sucedan al mismo tiempo que los de aquellos a los que quieres tener alrededor. Es en esos momentos cuando el teclado pasa a ser un buen sucedáneo y te permite mantenerte en contacto con la gente a la que quieres, permitiéndonos incluso estar al tanto de su día a día y formar parte de él. Y ese pequeño contacto hace crecer el deseo de compartir más en directo y, a lo mejor, de buscar el momento para hacerlo.

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  3. Por supuesto. Yo tampoco quiero renunciar al teclado y a esa forma de contactar con tanta gente con la que, sin él, no podría hacerlo tan asiduamente. Con la "añoranza de las tertulias" no he pretendido tirar por tierra este otro medio desde el cual me estoy comunicando ahora mismo, en absoluto, soy gran defensora de las nuevas tecnologías. Más bien fue un momento de cierta melancolía de esos ratos con los amigos.
    En estos tiempos apresurados y dada la distancia física con mi pandilla de siempre, agradezco tanto a las redes sociales poder echar unas risas con ellos, o con antiguos compañeros teatreros, o con la familia o incluso con los amigos más cercanos. Por eso precisamente me decidí a escribir un poquito sobre ello: para contarles cuánto los echo de menos.

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  4. Yo no creo que estemos perdiendo la cultura de las conversaciones de cafe, sino que los blogs y el mundo virtual nos permiten acercarnos y conciliar nuestras obligaciones familiares con los coloquios y las charlas.
    Entiendo este mundo de los blogs como si fuera una moderna visión del mundo epistolar y las cartas siempre significaron para mí desnudar el alma en el papel, y hablar con el corazón. Realmente muestras lo que piensas en profundidad y es una forma de acercarnos mientras no podemos comunicarnos en directo. No creo que se pueda sustituir nunca una buena reunión, porque todos deseamos el contacto humano, unas risas, unos gestos, una mirada, eso (

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